31 de agosto de 2022
Dormición de la Madre de Dios
Celebramos hoy la Dormición de la Madre de Dios. Todos estamos ante el único Trono que existe: el trono en el que se sienta nuestro Dios; pero, como está dicho en las Sagradas Escrituras, Dios reposa en los santos: no sólo en los lugares santos, sino en el corazón y la mente de los purificados por el ayuno y la gracia; en la vida y en la carne misma de los santos.
Y hoy celebramos el día de la Dormición de la más Santa de todos los santos, la Madre de Dios. Ella se durmió con el sueño terrenal; pero como Ella estaba viva hasta lo más profundo de Su ser, por ello permaneció viva: como alma viviente ascendió al trono de Dios, y también viva en Su cuerpo resucitado Ella ahora está en el trono de Dios orando por nosotros. Verdaderamente Ella es el trono de la gracia; Dios vivo habitó en ella, en su vientre estuvo como en el trono de su gloria. Y con qué gratitud, con qué asombro pensamos en Ella: la Fuente de la vida, la Fuente que da vida, como la llama la Iglesia, glorificándola en uno de los iconos, la Fuente que da vida, la Madre de Dios, termina Su vida terrenal, rodeada del trémulo amor de todos.
Pero, ¿qué nos deja Ella? Un solo mandamiento y un ejemplo maravilloso. Mandamiento - aquellas palabras que Ella dijo a los siervos en Caná de Galilea: Haced todo lo que Cristo os diga... Y ellos lo hicieron; y las aguas de la ablución (lavado ceremonial) se convirtieron en el buen vino del Reino de Dios. Ella nos deja este mandamiento a cada uno de nosotros: comprender, la palabra de Cristo, escucharla y no ser sólo un oyente, sino cumplirla, y entonces todo lo terrenal será celestial, eterno, transfigurado y glorificado...
Y Ella nos dejó un ejemplo. En el Evangelio se dice de Ella que cada palabra sobre Cristo y, por supuesto, cada palabra de Cristo Ella la guardaba en Su corazón como un tesoro, como lo más valioso que tenía...
Aprendamos también nosotros a escuchar, como se escucha con amor y reverencia, a escuchar con atención cada palabra del Salvador. El Evangelio dice mucho; pero el corazón de cada uno de nosotros responde primero a una cosa, luego a otra; y a lo que respondió mi o vuestro corazón, es la palabra dicha por Cristo Salvador a vosotros y a mí personalmente... Debemos conservar esta Palabra como camino de vida, como punto de contacto entre nosotros y Dios, como signo de nuestro parentesco y cercanía con Él.
Y si vivimos así y escuchamos así y guardamos la palabra de Cristo en nuestro corazón como el sembrador pone la semilla en la tierra arada, entonces se cumplirá en nosotros lo que Isabel dijo a la Madre de Dios cuando vino a visitarla: Bendita es ella la que creyó, porque todo lo dicho a vosotros por el Señor se cumplirá, ... Que sea así con nosotros; que la Madre de Dios sea nuestro ejemplo. Aceptemos Su único mandamiento, y sólo entonces, nuestra glorificación de Ella en este santo templo, que le fue dado como morada, será real. Porque estaremos adorando a Dios en Ella y por Ella, en espíritu y en verdad. Amén.
|